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He hecho algunos dibujos para una revista virtual sobre El Tema, la podeis ver aquí o aquí.

Trabajo en colaboración.

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Alguien dijo, cuando los atentados del 11-S, que esta civilización nuestra contemplará su propio fin como un espectáculo estético, y por esta razón no será capaz de evitarlo. Creo es cierto, y pienso que se debe -entre otros factores, pero este sería de los principales- a que podemos ver muchísimo sin riesgo, con lo que dejamos de percibir el peligro porque no lo asociamos a un daño personal, ni tenemos que sobrevivir con consecuencias indeseables, solo tenemos una excitación como de montaña rusa. Toda la violencia gratuita de la mala ficción sería impensable de otra manera.

Los barrios.

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Me doy cuenta de que hago muchos dibujos de escisiones, separaciones. Los hago, los veo y no sé qué estoy queriendo decir, pero siento que, al menos para mi, son verdad.

Franz Kline intervenido.

(Supongo que en algún momento me pegaran un toque para que retire esto por violar la propiedad intelectual, y por dos motivos: por reproducir sin permiso, y por violentar la integridad de la obra, pero es que me hace mucha gracia, estos abstractos post Segunda Guerra Mundial eran taaan serios...)

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Dedicado a Luis García. Él ya no podrá verlo, pero pienso que le hubiese gustado. O no, pero ojalá hubiese podido decirlo.

Cuando la muerte sale a ocupar el centro del escenario no hay nada que hacer. Gira y gira, y no importa con qué, golpea. Y ay de ti si pasas en el momento justo, aunque pienses que está haciendo lo suyo lejos. Parece que no podemos hablar de otra cosa desde hace un par de meses, pero es que es así: la vida está detenida, a la espera, y lo que sucede, cuando sucede algo, o es que alguien la esquivó o hizo porque alguien la esquivase o es que se le abalanzó encima.

Aprendiz de mago.

Otro dibujo de cosas de clase, en este caso era componer una imagen usando la regla de los tercios, que es similar a la del rectangulo áureo, y de uso bastante difundido en fotografía. Consiste en dividir el marco donde vamos a dibujar en tres partes iguales horizontes y tres verticales. Los puntos donde cortan las líneas son puntos fuertes de atracción visual y lo que se situa ahí se hace llamativo -en cualquier imagen, el punto visualmente más potente es el centro, pero también es el más estable, y por tanto el más monótono; ese conviene evitarlo-. Las imágenes que realizamos siguiendo este principio transmiten sensación de orden, de equilibrio dinámico y son de lectura muy clara. Tampoco conviene ajustarse a la regla como si fuese un corsé, al introducir más elementos nos veremos obligados a corregir pesos visuales bien sea por tamaño o ubicación, pero seguirá funcionando.

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(Creo que en el ordenador se ve, pero no en el móvil, que el negro se lo come todo; y si llevo la imagen a que pueda verla en el movil, se me saturan los colores tal como los veo en el ordenador, donde las líneas de enlace entre los puntos debían estar más matadas de color. Al final, ni una cosa ni la otra, ay... )

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Manos.

Pues eso, por si a algunx que pase por aquí le apetece, para entretenerse en estos dias, que pruebe a dibujar manos, que es algo que siempre podemos hacer, no necesitamos más modelo que la que tenemos libre. En plan de dibujos sencillos, pues se trataría de captar el movimiento, la gesticulación -si es que esa palabra se puede aplicar fuera de lo que atañe al rostro-, y hacer varios por hoja, para que menos o más logrados se integren en un movimiento general. Los primeros no saldrán muy bien, ya os lo digo, la estructura de la mano es compleja, pero creo que tiempo vamos a tener para ir corrigiendo y mejorando...

Los peligros.

La tristeza.

El tiempo en España

Al hilo de lo que comentaba hace dos entradas sobre mis procesos de trabajo: esto, un chiste 'de diseño', como para camiseta, lo hice el verano pasado, que es cuando tiene más coña -como bien sabemos, ay, en Gijón-, pero entre que en el momento me resultó como demasiado obvio y que no lo llegué a rematar -ese remate que igual es una hora más de curro, pero parece inabordable-, pues se quedó en la carpeta de pendientes hasta antes de ayer que lo retomé y ya lo di por terminado... o, bueno, al menos de momento. Pues así con todo.

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Sigo sin poder dibujar nada sobre el virus: en parte porque difícilmente podría estar a la altura de cualquiera de las fotos que circulan por los medios, de esa sensación de irrealidad que requiere que la imagen sea precisamente muy muy real, ni de ese 'lo de dentro vuelto hacia afuera' que conlleva de los ámbitos hospitalarios y científico-técnicos que va a marcar, ya lo veremos, mucho las estéticas de los próximos años (y ya lo hacía bastante); y en parte por mi forma de trabajar, que no sé hacerlo de otra manera, que es apuntar muchas ideas, olvidarlas un tiempo, retomarlas, filtrar, e ir haciendo por sesiones, más como un pintor que como un viñetista, hasta que algo pueda cuajar, más o menos, formalmente. Así van saliendo cosas que no tienen nada que ver con el contexto sino con algo leído, visto o vivido tiempo atrás. El subtítulo del blog es Dibujar en la arena, pero ya comenté una vez que bien podría ser Notas a pie de notas a pie de página; así que dentro de tres años igual empiezan a aparecer por aquí imágenes de trajes de protección, mascarillas, equipos médicos, cristales de separación y por ahí...

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Dibujo para clase para un ejercicio de meter un elemento de color muy acotado en una ilustración en que el resto está en blanco y negro o a lo sumo en un bitono de un color roto y negro... La idea está basada en un poster muy famoso que hizo Milton Glaser sobre Bob Dylan (éste) y funciona muy bien para cartelismo y cierto tipo de ilustración que se arrima ya al diseño gráfico.( La propuesta, por cierto, fue un rotundo fracaso porque los crios se quedaron solo con que el señor tenía cara triste, jajajaja.)

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Una viñeta de hace unos años que ilustra una idea de mi amigo Carlos que nos hacía mucha gracia entonces, reos como éramos (y yo lo sigo siendo) de todas las formas imaginables de la desidia. No se vale usar ahora este argumento como excusa para salir a la calle. :P

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Otro amigo cuenta hoy que su padre ha muerto a consecuencia de haber contraido el virus. Es el primer caso que conozco ya de medio cerca. Hasta hace unos dias en Asturias íbamos librando bastante bien, pero se está torciendo. Al comienzo de las restricciones, en el cantón suizo donde vive mi padre había treinta y pico positivos confirmados: ahora sube de quinientos. La sensación de peligro no cede, por mucho que se esté hablando de levantar el confinamiento (aquí y en todas partes: el dinero tiene prisa).

Vida en la granja.

Quizá, y solo quizá, esta crisis nos haga reflexionar sobre a dónde nos lleva el creciente orden industrial del mundo. No tanto por el confinamiento, aunque la reflexión sea a través de él, como por el tema residencias de ancianos, e, indirectamente, la producción de alimento animal, que es también un aspecto de lo mismo: hay que recordar la crisis de las vacas locas y alguna gripe aviar que ya ha habido; las condiciones en que se vive, personas y animales, cuando el criterio económico impera absolutamente y genera una eficacia deshumanizada. Mucho se lee sobre los mercados de animales vivos estos dias, el origen de esta peste actual, y bien va a estar que se prohiban totalmente porque son un escándalo, pero la producción masiva regulada no es mucho más bondadosa con los seres vivos, ni está tampoco exenta de riesgos, en su caso indirectos -hormonas de desarrollo o antibióticos que pasan a nosotros, cuyo efecto acumulativo está por comprobar; carne de muy baja calidad-. Esto puede sonar a hippiosidad y romanticismo ecológico, no digo yo que no, pero aun así, ese ser criados para la muerte de millones de animales no deja de parecerme un horror cada vez que pienso en ello. Lamento no ser capaz de ser vegetariano, me gusta la carne, aunque quizá sea más correcto decir que necesito comer carne cada cierto tiempo y eso se manifiesta en apetito por ella, aun así intento consumir muy poca; el desperdicio en esto me parece algo cercano al crimen.

La pipol.

Una ilustración de hace un tiempo que he estado rematando estos dias, siguiendo un poco el estilo del ilustrador ovetense Carlos Álvarez Cabrero -aquí algunas de sus imágenes, rebuscando por la red se encuentran algunas más-, que a mi me gustaba mucho por su mezcla, muy El Víbora, de costumbrismo y underground.

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Las fotografías de lo de estos dias me bloquean para intentar siquiera dibujar algo sobre ello. Cómo se va a mejorar la extrañeza que produce ver gente enfundada de arriba a abajo en trajes de protección fumigando aquí y allá caminando por la calle con total normalidad, las mascarillas por doquier, las escenas de los hospitales, el encierro mundial y a la vez hiperconectado, los lugares emblemáticos vacíos -cosa que les da a esas fotos una cualidad pictórica paradójica-, la paranoia latente... Quizá solo Miguel Ángel Martín podría representarlo de una manera solvente.

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Esto me ha parecido una maravilla. Creo que ya voy sintiendo nostalgia del pulso de la vida, el ir y venir, las personas tan distintas...

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Menudo revuelo han causado en el mundo de la cultura las declaraciones de ayer del ministro de la cosa; revuelo en gran parte justificado: no esperas que tu representante en las esferas del poder, si bien nombrado por esas mismas esferas, no pelee por lo tuyo, más cuando ningún artista, pero ni uno solo, ha pretendido ponerse en la fila antes que los sanitarios o la gente en verdadera necesidad, única razón para que te suelten un 'antes la vida que el cine'. Ahora, si para pedir subvenciones, ayudas, prórrogas, etc. se va a movilizar hasta el gremio de los estanqueros, hombre, yo creo que los artistas también tienen derecho a pedir que se les/nos tenga en cuenta. Que te digan, no 'a la cola', sino 'el último a la cola', pues no me parece de recibo, y ya digo que menos viniendo de quien viene. Esto es una cosa. Otra es que, idealmente, pero no tanto, porque ya debería haber sido posible, para mi el marco correcto para desarrollar la cultura sería que una jornada de trabajo de cuatro horas diese para vivir, y el resto del tiempo lo pudieses dedicar, si así lo deseas, a adquirir cultura, porque tendrías dinero y tiempo para ello, y/o producirla de una manera totalmente libre e independiente. Muchos de los hábitos perniciosos de la relación con la cultura como consumo o evasión grotesca (en un sentido amplio, 'Sálvame' es cultura) provienen de que después de una jornada de ocho horas a piñón no se tiene la cabeza para muchas exigencias, y ni hablemos de plantearse hacer algo con las propias manos. Por otra parte, y termino, yo no soy muy partidario de las subvenciones, me parece que por lo general se las llevan los espabilados que tocan la melodía que quien las concede quiere oir y hacer oir, y la parte del león se va en eso, en que su voz se oiga por encima del resto de voces en la selva de producciones que compiten por la atención del público en su escaso tiempo libre, mientras que los demás, entre los que me incluyo, ignoramos por completo siquiera a qué puertas habría que llamar e incluso dudamos de la conveniencia de hacerlo...

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Más escapismo colorista...

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No sé en otras partes, en mi barrio la vida vuelve poco a poco... hay algo más de gente por las calles que durante la segunda semana, no mucha, desde luego, pero algo más de movimiento sí se ve, y sobre todo, el sonido, vuelve a haber ruido de actividad, aunque de momento sea en el interior de las casas.

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 Permitanme un poco la superficialidad en estas horas negras, pero ¿cuándo podremos volver a andar por el mundo con esta actitud?

Another green world.

Another green world es el título de un disco de Brian Eno que me venía bien para esta idea, pero ya que lo he tomado, voy a recomendar tanto ese mismo disco como los otros pre-ambient que grabó en los 70, que están muy bien, sobre todo el primero, Here comes the warm jets, muy glam de la época, pero ya con mucha experimentación y una especie de zumba de duendecillo/geniecillo travieso que no se toma a si mismo muy en serio que recorre todo el álbum. También, aprovechando los superpoderes de Internet, he buscado sobre el artista de la portada del disco, que no lo conocía, Tom Phillips, y así he descubierto que tiene una obra interesante, también en una línea similar: experimental, referencial, irónica, muy del arte pop inglés.

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Recomiendo esta entrada: por qué preocupa tanto la pandemia de Covid-19 en África.

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Ya se empiezan a leer, aunque sea entrelíneas, propósitos para cuando haya pasado la pandemia, y sin muchos rodeos se pueden resumir en esto: a todo gas. 'Recuperar' el tiempo perdido. Eso quiere decir más o menos, que se mejorarán los sistemas de prevención ante futuras epidemias -cosa que incluye, espero, no tener que depender nunca más de envios de material sanitario desde China-, que está bien, pero olvídate de replantear la relación con el entorno natural o una gestión del tiempo menos estresante. Quizá llegemos a añorar, engañándonos, desde luego, la primera semana del confinamiento, que al menos para algunos fue un tiempo vacío, sin tareas que se acumulasen, que no era ni trabajo ni vacaciones (esa otra forma de trabajo), como cuando estás enfermo, pero sin estar enfermo. Y la ansiedad, y las enfermedades derivadas de la ansiedad volverán a ocupar su lugar central.

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Paisaje al oeste de China.

'Mapas' que me encuentro en paredes.

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Sueño