jueves, abril 23, 2020

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Dedicado a Luis García. Él ya no podrá verlo, pero pienso que le hubiese gustado. O no, pero ojalá hubiese podido decirlo.

Cuando la muerte sale a ocupar el centro del escenario no hay nada que hacer. Gira y gira, y no importa con qué, golpea. Y ay de ti si pasas en el momento justo, aunque pienses que está haciendo lo suyo lejos. Parece que no podemos hablar de otra cosa desde hace un par de meses, pero es que es así: la vida está detenida, a la espera, y lo que sucede, cuando sucede algo, o es que alguien la esquivó o hizo porque alguien la esquivase o es que se le abalanzó encima.

2 comentarios:

j. dijo...

Me enteré ayer. Es todo terrible. Lo mató un chiflado la noche del viernes antes del decreto de estado de alarma, noche en que imagino que no pocos salimos por toda España conscientemente a despedirnos de los colegas porque todo pintaba a que iba a pasar tiempo antes de volver a hacerlo. Supongo que él hizo lo mismo con su gente allí en su pueblo, en San Sebastian. Dos dias después era su cumpleaños. Yo le felicité por Facebook sin saber que para entonces ya estaba muerto, y no volví a intentar ponerme en contacto con él hasta ayer que me dió por mandarle un mensaje por la misma red social para preguntarle si no estaría con el 'bicho', porque hacía tiempo que no se dejaba ver por allí. Ya había empezado a escribirlo de hecho cuando me dio por mirar su muro y vi que algunos de sus contactos había subido la noticia del periódico. No me lo podía creer y todavía no me hago a la idea. Una muerte violenta, absurda, como un sarcasmo del destino pues era una de las personas más pacíficas que he conocido, justo antes de toda la locura que se ha venido encima con la epidemia, una muerte como fuera de sitio, sepultada por los acontecimientos, su gente ya no pudo ni despedirlo. En fin...

j. dijo...

Habíamos sido compañeros de piso en Salamanca. Él había ido a estudiar Artes y Oficios, y yo Bellas Artes, los dos huyendo un poco de nuestras respectivas casas. Era un pancho, un tipo que se conformaba con todo. Años después me contactó por Facebook y nos escribimos en varias ocasiones. Seguía con el gusto que compartíamos por los dibujantes de comics e imágenes chulas y, como siempre, parecía muy conforme con lo que tenía, sin mayor ambición. Aún no puedo creerlo.