miércoles, octubre 31, 2012

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A la manera, una vez más, del gran Chumy, y una vez más también extraviado en formalismos absurdos -del orden de 'necesito demostrar que sé dibujar', pero cuando llego a donde ya no sé, entonces necesito disimular-; el maestro, en el caso de que hubiese incurrido en literalidad tan pedestre como esta de aquí arriba, lo hubiese resuelto en media hora con un pincel roto y un rotulador seco y le habría quedado estupendo. Ay... uno toma por maestros a los mejores, pero si no hay buen alumno, no hay manera...

Dedicado a Carlos Fabra y a Al Capone, dos próceres.