miércoles, diciembre 09, 2020

Ladrillos de gloria, una historia.

Una vieja viñeta de cuando estaba muy pesado con estas cosas, y que no subí entonces porque ya era por demás. Lo hago ahora porque la estuve adecentando un poco durante el puente y por gusto por lo extemporáneo, y porque cada vez que oigo a alguien decir 'la crisis de 2008' me enciendo: la crisis empezó antes, al menos en 2002, porque si un currante promedio no se puede pagar un piso con una cierta comodidad y holgura, que le permita además hacer una vida y criar unos hijos sin tener que contar con dinero de sus propios padres, es que algo está yendo mal. Y mucho de lo que ha venido después nace de ahí. Y lo dejo ya, lo juro, no sin antes recomendar Huevos de oro, la película de Bigas Luna, que dice lo mismo, pero mejor (y es además muy anterior).
 

2 comentarios:

Joselu dijo...

Dímelo ahora que mis hijas están en fase de buscar trabajo e independizarse algún día sin que nosotros podamos echarles una mano porque no podemos. Yo viví en pisos compartidos hasta que tuve cuarenta años y no tenía coche. Pero ahora es es impensable. Llegamos tres amigos a irnos a una masía con huerto, campos y animales, compartiendo el dinero. Yo trabajaba en el instituto y mis dos amigos en la masía. Cuando cuento esto no se lo cree la gente. Hay muchas formas de vivir. Comprarse el piso no es la única opción posible, pero parece que las formas burguesas se imponen como las únicas reales y deseables.

j. dijo...

No, no lo es, pero... que estamos hablando de en torno a 60 metros cuadrados de espacio, en altura, no de una finca (probemos a visualizarlo en terreno). No es nada. Que hayamos llegado a creer que es mucho -y por ello hay que pagar mucho- da cuenta de cómo no la han colado ya... No digo que, como algún joven cree, hay tiene una especie de derecho a tener un piso en el centro, hablo de un espacio al que poder volver, donde poder tumbarte y decir 'esto al menos no me cuesta dinero' (que luego sí cuesta, cuesta la comunidad, las derramas, la luz, etc., pero como costaría en una casa de aldea: lo que es el mantenimiento). O efectivamente, no comprar, pero que entonces tampoco el alquiler se coma el salario, que sea posible ahorrar para tener una movilidad que no implique andar toda la vida con una mano delante y otra detrás a lo que a uno le ofrezcan...