martes, noviembre 23, 2021

Quince paisajes que no existen.

Esto daría para una pequeña serie: consiste en hacer manchas sobre papel, con tinta u otro medio (yo usé betún de judea, que funciona muy bien para esto), que permitan la sugestión de algo real, en este caso un paisaje, porque es lo más sencillo, y montarlos en el ordenador sobre tiras de negativos. Ahí se produce un efecto interesante, al menos para los que todavía hemos usado de estas cosas, que es querer ver qué se pueda haber fotografiado ahí a través de imaginarlo en positivo. Esto en los años noventa del siglo pasado hubiese dado para un buen discurso teórico en la línea de Joan Fontcuberta, ahora ya no tanto, pero sigue teniendo su puntillo.

4 comentarios:

josia dijo...

Fantástico. Totalmente evocador. Me produce el mismo efecto que encontrar una caja cerrada en una casa en ruinas.

j. dijo...

Gracias! Sí, y aún sería mayor si simulasen ser retratos, o figuras de personas...

josia dijo...

Quién sabe? Posiblemente entre rocas y árboles hay alguien pululando. Quizás un almuerzo en la hierba.

j. dijo...

Esa es muy buena idea!