Cartelería para dias de furia.

 

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Lectura en estos momentos en mi mesita de noche, porque yo, siempre, quiero aprender de los mejores. Y ya si los Reyes me trajesen el Cómo escribir una tesis, de Pedro Sánchez, y El arte de mirar para otro lado, de Mariano Rajoy, sí que podría decir que si fracaso en la vida será únicamente por mi culpa, porque los medios para desasnarme estaban ahí, a alcance de mi mano. 
 

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Que estas fiestas y fechas os traigan un buen balance de año, felicidad, y ánimos y claridad en la mirada para encarar lo mejor posible el que viene. Y que el virus necio éste pase de largo por vuestras casas, o sea solo como un catarro, que también vale. Salud.
 

Realidad aumentada

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Mi pequeña contribución a la circulación de estadísticas por la Red.

Si supieran.

 

Diarios del confinamiento.

 

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Aunque siempre intento mantener un tono general, en abstracto digamos, porque los casos particulares dejan de entenderse con el tiempo, y porque señalar uno concreto provoca un cierto ocultamiento de los demás (verbigracia: señalar el uso fascista de la bandera española nos ha ocultado el uso fascista de las banderas vasca y catalana), y, consecuentemente, esta viñeta intenta mantenerse ahí (qué dificil, por cierto, es representar una bandera que no parezca la de un país en concreto: porque no pareciesen de aquí o allí me han quedado abrasileiradas), he de reconocer que ésta en parte está motivada por esa noticia de estos dias de la oposición a que un niño, pero realmente cualquier niño, reciba un veinticinco por ciento de sus clases en castellano en un colegio de Cataluña. Digamos que para mi ha sido la gota que ha colmado el vaso.
 

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Algunas de las hojas de bocetos que hice para preparar unas clases de dibujo en estilo manga, hará unos tres años...
 

Una escena esperando el autobus.

 

Una escena en el autobus.

 

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Para poner como pegatina en semáforos por Santiago de Compostela. Vale, no es exactamente 'inmobiliario', y además, quizá en ese sentido la primera sea realmente la famosa fiebre del oro de California, pero, ahora en serio, tiene algo de maravilloso este truco que se le ocurrió a alguien para anclar al norte de la península ibérica al cristianismo (un cristianismo, hay que hacerlo notar, que solo recuperó temporalmente el que se supone debiera ser su santo lugar por excelencia, Jerusalén, durante la época de las cruzadas). Para completar la broma debieron, eso sí, haber llamado a estas tierras La Solana.
 

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Como decía, con los memes a tope, aunque este pensé en hacerlo como un cartel de cine, con referencia a que el papel de Marx lo estaría haciendo Brad Pitt, pero me pareció que enredaba la idea pasándose de metareferencial, o más bien no encontré la manera de resolverlo... En fin, ¿quién podría, al menos desde mi generación en adelante, decir que esto no es un poquito verdad?

El libro de texto de Sociales al trasluz.

 

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Memes.

Como decía, me ha dado por probar a hacer memes y echarlos a las redes, a ver si alguno tiene algo de circulación. Una de las características del género, diría, es que sobre la misma imagen o secuencia de imágenes, pueden correr textos muy diferentes entre sí, aunque obviamente compartan la estructura. Vayan estos dos como ejemplo, que los he montado así, en paralelo, para que se vea esto, y porque ya el formato vertical no acabo de encontralo cómodo para cómo veo yo el blog -que es en el ordenador, aunque en el móvil sí que funciona bien-, en un caso tan exagerado como el de esta secuencia ya ni te cuento... 
 

El niño.

 

Spoilers, sí.

He tenido últimamente una temporada de hacer imágenes del tipo meme y también, como ésta, en plan de créditos de cine. En el caso de esta idea casi yo la usaría más en lo relativo a series de televisión, pero era muy goloso meter la referencia a quizá la peli que más ha hecho por popularizar el concepto (cuando aún se decía 'no me revientes el final').

 

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Me direis que esto de dibujo, lo justito, y es cierto, pero, bueno, tiene algo de espíritu de ilustración, así que venga aquí (y se podría emparentar con una de Duchamp que puse hace años, que era también una foto intervenida). No lo he mirado, pero sospecho que ésta sea una idea que se haya hecho así, con el propio Freud, mil veces ( y en cuanto al concepto, recuerdo que un profe de la facultad nos habló una vez de unos tipos que habían hecho una obra que había consistido en pintar El origen del mundo, el famoso ya-sabeis-por-qué cuadro de Courbet y luego lo habían pintado de color plano por encima y así se exponía, de eso hace más de treinta años; el propio Duchamp juegó con la idea en algunas de sus obras hace aún más tiempo), pero de repente me ha hecho una gracia loca, supongo por este clima neopuritano de algunas redes sociales, esa idea de que ocultar obscenifica lo ocultado, le mete una carga de algo sexual, aun cuando se trate de algo totalmente inocente, y me apetecía hacer algo con ello. 
 

De humor otoñal.

Una fantasía, porque, no sé por otras partes, pero aquí en Septentrión lleva diez dias lloviendo casi sin tregua y están los prados hechos ya puras charcas.
 

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Para un cuadro de 2 x 2 para el MOMA.
 

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A la manera de un cierto tipo de historieta que circula bastante por redes... Está hecha en vectorial sobre un boceto a lápiz previo.

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En el estilo de Troche, de quien ya he hablado alguna vez por aquí... Está hecho con rotulador acuarelable de doble punta, y las estrellas con uno de esos de punta fina que pintan en blanco, que son un lujo para hacer estas cosas.
 

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Quince paisajes que no existen.

Esto daría para una pequeña serie: consiste en hacer manchas sobre papel, con tinta u otro medio (yo usé betún de judea, que funciona muy bien para esto), que permitan la sugestión de algo real, en este caso un paisaje, porque es lo más sencillo, y montarlos en el ordenador sobre tiras de negativos. Ahí se produce un efecto interesante, al menos para los que todavía hemos usado de estas cosas, que es querer ver qué se pueda haber fotografiado ahí a través de imaginarlo en positivo. Esto en los años noventa del siglo pasado hubiese dado para un buen discurso teórico en la línea de Joan Fontcuberta, ahora ya no tanto, pero sigue teniendo su puntillo.

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Una última tanda de los dibujos en restos de recortes. Igual si selecciono una treintena de entre los que tengo puedo presentar un proyecto expositivo para la sala de turbinas de la Tate Modern.

Ya en su kiosko.

 La última ya de esta tanda, que esto puede ser muy cansino.

La revista de los emprendedores que saben donde pisan.

 Esta fue la primera que hice en este plan, y al ojo del diseñador -incluso al que no es diseñador; al diseñador le va a sangrar, directamente-, no se le escapará que hubiese debido corregir el espaciado entre palabras, en todas, y el interlineado en el titular grande, o que la foto, pillada en la red, tiene una resolución de porquería... Bueno, el entusiasmo de la primera vez, es lo que tiene... Hay gente que hace unas portadas falsas en este plan muy logradas, sacando ellos mismos las fotos y muy bien trabajadas tipográficamente (diría que la idea la tomé de ahí, pero más bien fue el impulso, porque yo ya había proyectado alguna cosa así en bocetos, hace añazos, una versión de Claves de la razón práctica -en Claves las ilustraba Loredano, un caricaturista maravilloso, quizá mi favorito de siempre-, porque entonces el usar fotos me echaba muy para atrás, me parecía que un dibujante no debía recurrir a eso, ya ves, y justo como esa revista era la que daba pie a ello...). Bueno, ejemplos: aquí y aquí.

Revistas que no, pero que sí.

 Seguimos con lo mismo: "Ya está en la calle el nuevo número de la revista Estructuras, siempre con un poco de retraso, como corresponde. Y con errores, o pequeñas faltas obra del descuido, por lo que he podido comprobar: en el tema Empleo adecuado para nuestros hijos también hay un artículo realmente clarificador a cargo de Jordi Pujol, que repite, y no se menciona entre las secciones populares mi favorita: El Lazarillo de Tormes como manual de supervivencia en España. En fin."

Libros que no, pero que deberían.

 Últimamente una forma de dar salida a mis ideas recurrentes ha sido por medio de portadas falsas de libros y revistas, simulando incluso una pequeña crítica o comentario a aspectos del contenido o el diseño. Esto lo estoy haciendo en Facebook, a veces sin avisar, con lo que si no es muy claramente paródico pasa por verdadero, lo que está bien, se podría decir que es un objetivo cumplido. Aquí comentaba que en el prólogo se notaba la manera de escribir de Jorge Valdano y que esperaba que le hubiesen pagado bien, y que era un libro recomendable para gente a la que nos gusta el ensayo a lo Yuval Noah Harari. Esta idea, como sea, ya estaba en algunas viñetas que he puesto por aquí, incluso lo de las falsas cubiertas, aunque hasta ahora las hacía solo en forma de dibujo. Me incomoda el formato vertical para el blog, pero, bueno, de otra manera, poniendolas por parejas, igual los textos no se leen por el menor tamaño, así que tendrá que ser así.

Dibujo sobre dibujo.

La imagen del cartel de este año para las clases de ilustración que doy -de momento, los jueves-.
 

Mi vida como artista conceptual.

 

Pessoa para la cubierta de una antología escolar.

 Como no tengo palabra alguna, vuelvo, y es para subir un dibujo viejo.

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Bueno, con este pequeño guiño/homenaje al diseño gráfico del disco Yes, de los Pet Shop Boys, cuyas carátulas siempre fueron un ejemplo de buen gusto minimalista, me voy a despedir oficialmente durante una larga temporada... Cuando desde el mismo recomienzo en lugar de ser capaz de ponerte a hacer cosas nuevas tiras de imágenes que ya tienes hechas es que algo no está yendo bien... Dejo el blog abierto para quien llegue aquí por cualquiera de las corrientes relacionales de la Red, por si hubiese algo de su interés. Quizá monte una tienda online de venta de reproducciones de mis cosas, o haga camisetas, o tire por otro lado, no sé, pero necesito algo que me estructure, y quizá la disciplina de trabajar pensando en gustar comercialmente me venga bien; o quizá lo que me venga bien es un curro de no pensar (¿quedan?) y hacer mis dibujos en el poco tiempo libre: la concentración de energía, si se da, es mayor y sobre todo, más directa al objetivo. Ya veremos, pero ahora mismo necesito cerrar frentes abiertos. Un saludo a quienes hayais seguido este blog en algún momento durante estos años, disfrutad de lo que teneis, de lo que os hace sentir a gusto y de vuestro tiempo. Seguid siendo curiosos.
 

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Escultura fina para ver pasar nubes.

 

Reflejo

 Otro ejercicio de clase, y un gusto desarrollado últimamente, ha sido reproducir un reflejo, sin parar cuentas en su exactitud, vamos, crear una imagen todo lo abstracta que uno quiera tomando como punto de partida la fotografía de un reflejo. En este caso la hice a partir de una foto de un coche sacada de internet, aunque tengo ya una buena carpeta de fotos propias sacadas de la realidad, y con tres rotuladores de base de alcohol, que son todos los que tengo, para sacar el color lo más plano posible. El original ejemplificaba bastante bien esa sugestión de que hay 'una lógica' detrás, pero esa limitación de color que digo no resultaba demasiado armoniosa, así que en el ordenador le pasé algunos filtros hasta llegar a esto. Tiene algo del Zentangle esto, porque es un trabajo que a mi al menos me concentró bastante mientras lo hacía, y no provoca esa duda de hasta dónde debe uno ser fiel a la imagen de partida de todas las copias de foto...

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 Cada vez me cuesta más concentrarme el tiempo suficiente con cualquier tarea... La ansiedad está ahí, sin aspavientos pero constante, comiéndoselo todo, con cincuenta canales emitiendo a la vez dentro de la cabecita, y, así, el resultado es que raramente termino algo... Digo esto porque, bueno, igual voy a ir dejando esto, poco a poco, y tiro por otro lado, o no, y siga, y lo que vaya subiendo será cada vez más flojo si cabe... Tampoco vamos a darle mucha importancia, más allá de comunicar mi frustación de querer y no poder... En fin, es lo que hay. Este es un dibujo para clase, en el estilo de las viñetas de Felix Vallotton, para un ejercicio de hacer imágenes con grandes manchas de negro y áreas en blanco con algún elemento de color más bien decorativo.

Mano de una estudiante casi adolescente

Bueno, otra mano como la de hace unas semanas; son ejercicios para clase, de diferentes tratamientos de la textura de la piel, para marcar las diferencias -aquí es todo lápiz, salvo el fondo que es tinta-, pero a cuenta de ello ahora me tira un poco el seguir haciendo más de gente de distintas edades y oficios... Esta niña casi ya no niña es que es muy alta, y más que lo va a ser, creemos, y engaña un poco sobre su edad, pero son trece años. Tiene ya una cierta marca en los dedos índice y medio de escribir, y también le da a la guitarra y al baloncesto, es una mano más fuerte de lo que cabría suponer.
 

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Cuando era crio, y venían estos dias de bajona norteños, que solían durar casi todo el curso, no por frio sino por falta de luz, y también de espacio (pues el proceso de estabulación en que estamos metidos ya había empezado: poco a poco fuimos perdiendo la calle por el tráfico creciente, y ya ni los dias que hacía bueno o medio bueno: venga a pasar horas en casa), yo entonces, más que de la tele, me alimentaba del color de los tebeos, un cofre de tesoros al alcance de unas pocas perras. Hoy los tebeos son un lujo para clases medias (bien está: pero yo me quedo fuera, no llego), así que para pasar el tedio dibujo, que como entretenimiento sigue siendo barato. Y felicito a los vencedores, claro es.
 

Lo viejo

 

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El futbolista inútil total

 

Dibujos en restos de papel

Guardo las tiras de papel que van sobrando de hojas más grandes que recorto para las clases, y de vez en cuando voy dibujando en ellas, sin ninguna idea previamente rumiada. Bueno, ya puse una foto de otras hace un tiempo; aquí no se tira nada, o casi nada, e incluso los papeles emborronados pueden servir para hacer un fondo en algún momento, o para seguir emborronando...
 

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Pues solo me salen cosas así estos dias... Lo siento.
 

De haber llorado en sueños

 

Café con láctea

Una cosa he visto en estos años es que ideas que uno rechaza, por la razón que sea, alguien las termina haciendo. Normalmente, es el caso de las ideas facilonas, las un poco tontonas, de las que hay que sospechar que al igual que se le han ocurrido a uno, se le habrán ocurrido a unos cuantos antes y se le ocurrirán a muchos otros después. Así que quizá uno deba publicarlas sin más ni mayor pretensión...

Los clásicos