¡Ah, los viejos modos de aprender frente a la época de The Game!
The Game es un libro de Alessandro Baricco en que describe la evolución de la tecnología desde sus inicios hasta la actualidad en que todo forma parte de "un juego", la gamificación de la vida, de la experiencia, de la enseñanza. Yo he sido profesor en los dos momentos antes del game y después del game y puedo afirmar que los alumnos antes eran mucho más profundos, ahora son más rápidos, pero esencialmente superficiales.
Es muy interesante eso que dices, no era consciente de ello. El problema que veo, a bote pronto y sin saber realmente del asunto, es que la idea de juego implica unas ciertas reglas, un arbitraje, un terreno preparado previamente. Algo como el Ikea, vaya. La experiencia es abrumadora por dimesiones, pero en el fondo muy dirigida. Puede ser algo bueno en parte, pero como dices se pierde en profundización. Creo que hay algo de lo que ahora soy consciente y antes no, y es que yo he perdido más en mi vida por impaciencia que por incluso pereza, si la pereza, como dijo Kafka en alguno de sus aforismos, no es también una de las formas de la impaciencia. Aprender requiere estar casi en la frontera del aburrimiento. Yo aprendí a dibujar y a leer imágenes más rápido desde la escasez -que no la pobreza: pobreza es una porquería como los lápices Alpino, y escasez tener tres lápices de diferentes durezas y nada más, pero buenos-, que desde la abundancia. La abundancia tiende a satisfacerse en si misma, la escasez es generadora. Bueno, eso pienso yo...
3 comentarios:
¡Ah, los viejos modos de aprender frente a la época de The Game!
The Game es un libro de Alessandro Baricco en que describe la evolución de la tecnología desde sus inicios hasta la actualidad en que todo forma parte de "un juego", la gamificación de la vida, de la experiencia, de la enseñanza. Yo he sido profesor en los dos momentos antes del game y después del game y puedo afirmar que los alumnos antes eran mucho más profundos, ahora son más rápidos, pero esencialmente superficiales.
Es muy interesante eso que dices, no era consciente de ello. El problema que veo, a bote pronto y sin saber realmente del asunto, es que la idea de juego implica unas ciertas reglas, un arbitraje, un terreno preparado previamente. Algo como el Ikea, vaya. La experiencia es abrumadora por dimesiones, pero en el fondo muy dirigida. Puede ser algo bueno en parte, pero como dices se pierde en profundización. Creo que hay algo de lo que ahora soy consciente y antes no, y es que yo he perdido más en mi vida por impaciencia que por incluso pereza, si la pereza, como dijo Kafka en alguno de sus aforismos, no es también una de las formas de la impaciencia. Aprender requiere estar casi en la frontera del aburrimiento. Yo aprendí a dibujar y a leer imágenes más rápido desde la escasez -que no la pobreza: pobreza es una porquería como los lápices Alpino, y escasez tener tres lápices de diferentes durezas y nada más, pero buenos-, que desde la abundancia. La abundancia tiende a satisfacerse en si misma, la escasez es generadora. Bueno, eso pienso yo...
(Quizá más que escasez, la palabra sea austeridad, o, por decirlo así, 'lo poco'...)
Publicar un comentario