Piedrecitas.

Mi pareja tuvo este año pasado y la mitad del anterior una tienda con una socia, que era donde yo daba clases de dibujo, bueno, la tienda cerró, yo ahora doy las clases en otro lado, pero a lo que iba: esas piedrecitas que iba dejando por ahí, de las que ya he hablado alguna vez, como proyecto artístico discreto, a la buena ventura de quién las encuentre, las tenía en un cesto allí, en la tienda, y quien quería podía llevarse una o varias a casa a cambio de 'la voluntad', eso era lo único que se pedía. Hubo gente abrumadoramente generosa, cosa que a mi me sonrojaba, y alguna aprovechategui también -que no sé que pensaría que estaba ganando: no llevan firma ninguna, nadie las va a recomprar, la gracia está en que son tan sencillas que las puede hacer cualquiera-. En fin, no sé cuántas debí hacer, unas cuantas seguro, porque creo que hubiese podido sacar cada mes una foto de un conjunto completamente distinto...