viernes, noviembre 18, 2016

Del manual del estadista.

Una viñeta de hace unos años, cuando para el dibujo de estas cosas seguía muy al pie a El Roto, y que al final no subí en su momento porque ya no se hablaba de lo que la había motivado, la teoría de los campeones nacionales, según la enunció el presidente Aznar, supongo que nadie se acuerda ya... La recupero aquí, ahora que con el nuevo presidente de Estados Unidos el tema vuelve a estar en el debate. Solo los liberales muy ingenuos se pueden creer que hay algún país en el mundo que liberalice todo, sin importar sector y sin favorecer de alguna manera los proyectos nacionales competitivos. Como dijo uno de ellos, en libertad el tamaño importa. Y ganar tamaño, o lo consigues con una innovación tan neta que eres la punta de tu sector incluso sin ayudas, algo que en pocos hay oportunidad de ello, o lo consigues si papá Estado se encuentra detrás protegiéndote el mercado nacional durante el número de años que sea menester o con créditos a no devolver o a devolver ad calendas grecas y todo tipo de argucias para que parezca que no cuando es que sí. Claro que entiendo que el término 'proteccionismo' se suele asociar a proteger toda la economía nacional, pero eso no es necesario para que la cosa en si exista y además sería un error -no se puede proteger sectores obsoletos, a los que incluso tal vez les viene bien que venga alguien de fuera a sacudir las telarañas-: se protege lo que realmente puede competir si consigue esa ganancia de tamaño o punta de innovación que se necesita para la globalización. O al menos a aquellos que saben vender así la burra. Fin del informe. 

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