sábado, mayo 21, 2016

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(Hice una pequeña actualización en el texto, me suena mejor así...)

7 comentarios:

Pcman dijo...

jajaja de la HOSTIA!!

Joselu dijo...

España. Un nombre evitado si no es para vituperarlo. Por lo menos donde yo vivo nunca se pronuncia ese nombre si no es con asco y para vomitar sobre él.

javi dijo...

Sí... yo tiendo a rajar mucho también de España, pero, me conozco: haría lo mismo en cualquier otro país en el viviese... Nada que ver con la actitud soberbia de los nacionalistas. Probablemente una cierta dosis de nacionalismo es buena: evita tratar a la tierra en la que se vive como algo a exprimir y salir volando a otro lado cuando se ha agotado. Es eso de plantar árboles a cuya sombra uno no se va a sentar, sino que lo harán sus nietos, incluso los nietos de otros. Pero el nacionalismo político huele a mezquindad por todos sus poros...

javi dijo...

Estuve leyendo tus entradas sobre Kafka, Joselu. Quizá, si no lo conoces, te guste también el escritor Robert Walser, que le influyó bastante, en especial su novela Jakob Von Gunten, que es muy kafkiana. Yo soy un rendido 'fan' de ambos, aunque temo a esa parte de mi que se reconoce en ellos, esa incapacidad, jovial y escapista (y finalmente ida) en el suizo, analítica hasta hacer sangre de pura angustia existencial en el praguense, esa incapacidad, digo, para afrontar la vida y sus compromisos...

Joselu dijo...

Sí, he leído la novela que mencionas Jakob Von Gunten y otra, Los hermanos Tanner. Tengo previsto leer sus Microgramas. Su muerte es especialmente enigmática y magnética. Últimamente me ha interesado la literatura de la Mittleuropa. He leído la biografía de Rainer Maria Rilke que me ha entusiasmado. Es curioso que ya la angustia no sea uno de los ejes de nuestra cultura. Tal vez ahora lo sea la ansiedad omnipresente.

javi dijo...

Sí... no hay más que pensar que un fenómeno como la música, la actitud punk hubiese sido inconcebible hace cien años... Y, aunque de cualquier modo fue una ruptura en su época, ahora es algo ya totalmente integrado. Hay cierta música comercial, de la que se pone de fondo en los grandes almacenes para incitar a la compra, que no es menos urgente y estridente, se llevan pantalones hechos jirones como una forma de distinción y elegancia. O sea, ya vivimos con ello asumido.

Yo de crio pasaba los veranos en Suiza (pero no imagines algo como Heidi: mi padre emigró allí en los 60 desde la aldea en Galicia, era el típico obrero que trabajaba a destajo, sin integrarse, y donde vivía era para los estandares suizos e incluso para los españoles zona lumpem total), y uno de mis buenos recuerdos de allí era que a las seis y media se paraba todo: cerraban los comercios, cesaba la actividad en las fábricas no siendo las que funcionaban a tres turnos... el silencio era casi total, salvo por las campanadas de la iglesia. Y tenías horas de dia -era verano- aún para pasear, pararte a ver el rio... esas cosas. Eso se ha perdido incluso allí.

javi dijo...

Yo tengo leído hace muy poco también Los hermanos Tanner. Se ve muy claramente el elemento autobiográfico, el problema de no asumir las responsabilidades, la dispersión, el ser muy consciente de ello... A me gustó mucho, su forma de estar en el mundo y su mirada producen una mezcla inseparable de candor y tristeza...