viernes, noviembre 11, 2011

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Una idea vieja, basada en el título de un magnífico ensayo de Rafael Sánchez Ferlosio y que reza como sigue: mientras los dioses no cambien nada habrá cambiado. Esta no es más que una torpe y puerilizada ilustración del antedicho, tal y como la tenía abocetada en su dia, y que a lo tonto a lo tonto he ido haciendo hasta llegar a esto -uno se entretiene así, señora-... Ahora pienso que la idea se ve mejor sin recurrir a la teatralidad del 'monstro': debiera bastar con una peana, enorme en sus dimensiones, de tal manera que todo lo que se suba a ella se vea disminuido, lejano, etc. pero bueno, ya está hecho así y así se queda de momento...

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