jueves, noviembre 03, 2011

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Curiosamente, estos dias he oido en el referido programa de radio de la entrada anterior -que insisto en recomendar-, un par de historias de personajes, reales, que llevaban su ataúd con ellos. Bueno, esta viñeta tiene alguna relación con esa idea, y por eso la he terminado por entintar y subir aquí, pero el origen real se halla en algunas reflexiones -sobre las que no me voy a extender, tranquilos- acerca de mi relación con los tebeos, y que se pueden resumir tal que así: creo que nunca dejaré de leer historietas, con más gusto o con más hastío, aunque solo sea porque durante un largo periodo de mi vida fueron lo único que tenía a lo que agarrarme. (Y, por ello, entiendo perfectamente cuando un autor se empeña en narrar en dibujos algo que con bastante seguridad estaría mejor profundizado y le comería menos tiempo si lo contase en una novela o un ensayo...)

1 comentario:

Germán dijo...

Amen a eso hermano. Como bien podría decir ese tipo con aspecto de cuáquero.